Cribado auditivo: un paso muy importante para el desarrollo infantil
El cribado auditivo en recién nacidos es una herramienta muy importante para asegurar el desarrollo adecuado de los más pequeños desde sus primeros días de vida. Es natural querer lo mejor para nuestros hijos, y garantizar una buena salud auditiva desde el principio, es fundamental para su bienestar y crecimiento.
¿Qué es el cribado auditivo?
Es un examen sencillo y no invasivo que se realiza a los recién nacidos para detectar posibles problemas de audición. Este procedimiento se lleva a cabo antes de que el bebé salga del hospital, generalmente en las primeras 48 horas de vida. La detección temprana de problemas auditivos permite una intervención rápida, lo cual es crucial para el desarrollo del lenguaje, el aprendizaje y la socialización del niño.
¿Por qué es importante?
La audición es un sentido vital para el desarrollo del lenguaje y la comunicación y son aproximadamente 1 a 3 de cada 1.000 bebés los que nacen con algún grado de pérdida auditiva. Por lo que detectar estos problemas desde el nacimiento puede marcar una gran diferencia en la vida del pequeño.
Los bebés que reciben tratamiento e intervenciones tempranas pueden desarrollar habilidades lingüísticas comparables a las de los bebés que nacen con audición normal. Sin este procedimiento, este tipo de problemas pueden pasar desapercibidos hasta que el niño es mucho mayor, lo que puede afectar su capacidad de aprendizaje y desarrollo social.
¿Cómo se realiza?
Se lleva a cabo mediante dos métodos, y ambos son indoloros y se realizan mientras el bebé está dormido:
- La prueba de Emisiones Otoacústicas (OAE): consiste en colocar un pequeño auricular en el oído del bebé que emite sonidos y mide la respuesta del oído interno (cóclea). Si el oído interno está funcionando correctamente, emitirá una respuesta que el equipo puede registrar. Esta prueba es la más común y frecuente, además de ser la que se realiza actualmente en el Hospital San Juan de Dios de Córdoba.
- La prueba de Potenciales Evocados Auditivos del Tronco Cerebral (AABR): se procede a poner unos pequeños electrodos en la cabeza del bebé que miden la actividad cerebral en respuesta a los sonidos. Esta prueba evalúa cómo el oído y el cerebro responden al sonido.
¿Qué ocurre si el bebé no pasa el cribado?
Si un bebé no pasa el cribado auditivo inicial, no significa necesariamente que tenga una pérdida auditiva permanente. Puede deberse a varios factores temporales como la presencia de líquido en el oído. En estos casos, se programará una prueba de seguimiento para confirmar los resultados. Si se confirma una pérdida auditiva, se trabajará con un equipo de especialistas para desarrollar un plan de intervención adecuado.
El cribado auditivo en recién nacidos es un paso fundamental para garantizar un desarrollo saludable y una vida plena para tu bebé. Detectar y tratar cualquier problema de audición desde el principio puede marcar una gran diferencia en sus habilidades de comunicación y aprendizaje.
Desde Comat matronas estamos a tu lado para resolver todas tus dudas sobre embarazo, parto, recién nacido y postparto. ¡No dudes en pedir tu consulta privada!
El equipo de Comat Matronas
¿En qué consiste la prueba del talón?
La prueba del talón se trata de un análisis de sangre extraído del talón del recién nacido que tiene el objetivo de detectar algunas enfermedades congénitas que, aparentemente, no vemos en los bebés. Esta prueba sirve para detectarlas y tratarlas rápidamente para prevenir grandes discapacidades.
¿Quieres saber más? Te lo contamos:
Qué enfermedades detecta la prueba del talón
Aunque el bebé aún no haya presentado síntomas de ninguna enfermedad, es posible detectar ciertos trastornos genéticos desde su nacimiento:
- Hipotiroidismo congénito.
- Aminoacidopatías.
- Defectos de la beta oxidación de los ácidos grasos.
- Acidurias/acidemias orgánicas.
- Fibrosis quística.
Cuándo y cómo se realiza
La prueba se realiza entre las 48 y 72 horas de vida del bebé y, al ser considerada de urgencia, no necesita cita previa. Solo es necesario que acudáis a vuestro centro de salud o consultorio (en días laborables) o a los dispositivos de urgencia (festivos).
Se realizará en hospitales cuando la mamá y/o el bebé sigan ingresados el tercer día de vida.
El procedimiento es muy sencillo: consiste en un pinchazo superficial en el talón del recién nacido para extraer unas gotas de sangre en una ficha especial. En esta se rellenan los datos de contacto de la mamá o representante legal para informar de los resultados.
¿Le dolerá a mi bebé?
Las pruebas están diseñadas para que tu bebé no sienta ningún dolor, pero por si acaso os damos algunas claves para que la tolere mejor:
- Lo ideal es que la mamá sostenga al hijo en contacto piel con piel o dándole el pecho. De esta manera, el pequeño está concentrado en otra cosa y siente menos molestia.
- Si la madre no puede estar presente, se recomienda ofrecerle un chupete.
¡Y lo más importante! ¿Cuándo y cómo se obtienen los resultados?
Después de la prueba es importante que guardes el resguardo que te entregarán con el número de clave de identificación del bebé.
1.- Si los resultados son normales, recibiréis una carta a nombre de la mamá 20 o 30 días después de la prueba.
2.- Si los resultados no están dentro de los límites normales, llamarán al número de contacto. Esto no significa que el bebé padezca una de esas enfermedades, sino que será necesario hacer nuevas pruebas para confirmar o descartar el diagnóstico.
3.- Si el resultado no es válido, llamarán al número de contacto para repetir la prueba.
¿Qué hago si no he recibido los resultados?
Si tras los 30 días de la prueba no has recibido la carta en tu domicilio, llama al número de salud responde: 902 50 50 60. Recuerda tener delante el número del código de barras que te hayan dado en tu centro de nacimiento.
¿La prueba del talón es obligatoria?
No es obligatoria, pero sí recomendable. Las probabilidades de que se detecte alguna de estas enfermedades es muy baja, pero si padece alguna será mucho más efectivo un tratamiento precoz.
En unos minutos podemos comprobar la salud de nuestro bebé y los papás se quedarán más tranquilos. ¡Por eso la recomendamos!
¿Te ha quedado alguna duda sobre la prueba del talón? No dudes en contactar con COMAT Matronas para más información.
Sobre la función materna, por Laura Gutman
El recién nacido, un ser incapaz de satisfacer sus propias necesidades, depende absolutamente de alguien. A estos cuidados que requiere para convertirse en persona, podemos llamarlos función materna.
Esta función está vinculada con esos cuidados físicos que necesita el recién nacido, pero además, implica mucho más, la presencia amorosa de quien la ejerce, aportando al bebé: alimento y confort, atención, palabras, caricias...
Por esa razón, cuando el pequeño se siente abrazado y alimentado, satisface su malestar y a la vez recibe cariño y seguridad.
Poco a poco empieza a adquirir consciencia de que quien le atiende es una persona diferente a sí mismo y que se presenta y ausenta. La aparición y desaparición de quien ejerce la función materna le permiten captar su individualidad, lo que soy yo y lo que no soy yo, lo interno y lo externo.
Y no hay mejor referente para aclararnos en qué consiste la Función Materna que Laura Gutman, Psicopedagoga argentina, formada con la renombrada psicoanalista francesa Françoise Dolto y experta en familia, crianza y en psicología femenina en el puerperio, que con su centro, sus libros, conferencias y cursos para madres y profesionales, está poniendo en jaque los conceptos vigentes sobre la maternidad.
Sobre la función materna
Comencé a transmitir profesional y sistemáticamente mis propuestas a fines de los años 80. Desde entonces intenté explicar la relevancia del amor materno y las consecuencias directas sobre la totalidad de la conducta humana posterior. Para mí estaba claro que si pretendíamos un mundo más amable, era imprescindible revisar los obstáculos individuales a la hora de maternar y proteger a cada niño pequeño. Sin embargo me llamaba la atención que no consideráramos estos temas como primordiales.
De todas maneras fueron pasando los años, publiqué una decena de libros, formé a cientos de profesionales, organicé conferencias en diferentes países y mientras tanto fui desarrollando una metodología de indagación personal que llamé la biografía humana. Este sistema –descrito en varios libros ya publicados, especialmente en “La biografía humana”, “El poder del discurso materno” y “Amor o dominación los estragos del patriarcado”- intenta abordar la realidad real (valga la redundancia) del niño que hemos sido. Sobre todo la implicancia de todo aquello que esperábamos recibir en nuestra condición de niños pero que no hemos recibido por parte de nuestra madre o figura maternante. Después de años de investigación comprometida, sigue apareciendo -en casi todas las biografías humanas- la misma evidencia: la experiencia de la falta de amor y la distancia entre nuestras expectativas como criaturas humanas y “eso” que hemos recibido en términos de fusión emocional y amparo.
Pero ¿Cuál sería la función materna? Es la identificación absoluta con el bienestar de la criatura.
Todas nuestras capacidades altruistas, empáticas y sociales en la adultez dependerán de lo que haya acontecido en la etapa primal de nuestras vidas según el caudal amoroso que nuestra madre haya derramado sobre nosotros. El amor materno al inicio de la vida puede convertirse en la garantía de paz y fraternidad futura. En cambio la falta de amor materno es el inicio del desastre ecológico del que todos somos víctimas. De hecho, si una civilización elimina la función materna, logra su propósito: genera guerras, practica el fratricidio, domina y gana (dinero, tierras, bienes, poder o lo que sea).
Ahora bien, a pesar de describir la metodología de la biografía humana para acercarnos a nuestra propia realidad infantil, los lectores (en particular las lectoras mujeres) nos aferramos a la necesidad de que nos digan “cómo ser una buena madre”. Sin embargo no sirve empezar por ahí. Sería como leer un libro comenzando por el último capítulo. Antes de pretender “hacer lo correcto” (¿“correcto” según qué vara moral?), precisamos abordar nuestra realidad emocional con los ojos bien abiertos. Comprender qué nos pasó, cómo hemos mandando a la sombra casi toda nuestra ternura, cómo hemos logrado sobrevivir y qué recursos emocionales están aún vibrando en nuestro interior para ponerlos a disposición del prójimo. Porque una cosa es “querer” hacer las cosas bien, y otra cosa muy distinta es comprendernos para luego poder sentir fusionalmente al otro. Sobre todo si ese otro, es un niño pequeño.
Laura Gutman
El sueño del bebé
El sueño cuando nacen
Cuando nacen, los bebés no traen un manual de instrucciones ni de uso debajo del brazo. No poseen un botón de ON/OFF. Dormir también se enseña y se aprende. Pero, ¿cómo?
A pesar de la gran información que existe sobre el sueño infantil, conseguir que el bebé duerma todo lo que tenga que dormir, a la hora apropiada y sólo, es un desafío que sigue manteniendo a muchos padres muy despiertos y sin sueño. Toneladas de métodos, teorías, e incluso de técnicas milagrosas, poco hacen para que los padres puedan probar el placer de apoyar la cabeza en la almohada y dormir una noche entera.
Hasta los cuatro meses de vida, los bebés duermen una media de 16 horas al día. A partir del cuarto mes más o menos es cuando necesitarán que les echemos una mano para conciliar el sueño. Es ahí cuando se debe emplear una rutina.
Cada bebé se reconforta de una forma diferente. Algunos con canciones, otros con un masaje o con el calor y la mecedora de los brazos de la madre.
La rutina es un conjunto de actividades que sucesivamente deben ocurrir siempre a la misma hora y que terminan cuando el bebé está dormido en su cuna.
Cosas que puedes hacer antes de llevar al bebé a su cuna:
1. Báñalo siempre a la misma hora.
2. Dale un pequeño masaje con la crema hidratante, si es posible con un masaje relajante.
3. Vístelo con su pijama, a la vez que puedes hablarle en voz baja.
4. Ofrécele el pecho o el biberón, o papilla o puré, dependiendo de la edad que tenga el bebé, haciendo una caricia en su mejilla.
5. Ponlo para eructar, con unos suaves golpes en su espalda.
6. Con él en brazos, cántale una canción de cuna o nana en un ambiente cálido y tranquilo, sin prisas ni estrés. Recuerda que el bebé sentirá todo lo que sientes.
7. Cuando notes que el bebé está relajado, ponlo en su cuna, arrópale y espera silenciosamente que él se cierre los ojitos y se duerma.
La rutina perfecta
Cada niño y cada familia son diferentes, así que la rutina que puedas crear será la rutina perfecta. Lo importante es que sea algo que relaje a tu bebé y que pueda ser repetido casi todas las noches. Aunque es mejor empezar desde pequeños e irla cambiando gradualmente de acuerdo a los gustos y la edad de tu bebé, nunca es tarde para que empiecen a tener una por muy corta o simple que sea. Lo importante es ser consistentes, si no, ¡no sería una rutina!
¡Dulces sueños!