El ahogamiento secundario

Llega el verano y son muchos los niños que están permanentemente en contacto con el agua. Sin embargo, no debemos olvidar que es durante esta época estival cuando fallecen alrededor de 5.000 menores en toda Europa precisamente por ahogamiento. Hoy en Comat Matronas queremos hablarte sobre el ahogamiento, pero en este caso sobre uno mucho menos conocido, sobre el ahogamiento secundario.

¿Qué es?

Es una situación de dificultad respiratoria que se produce entre los 15 minutos y las 72 horas posteriores a la inhalación de agua por inmersión. Aunque es cierto que puede darse a cualquier edad, el riesgo es mayor cuanto menor es el afectado.

El ahogamiento secundario se produce cuando el agua que se introduce en los pulmones se queda estancada. Esta acumulación de líquido se llama edema pulmonar y causa dificultad para respirar o una respiración acelerada.

¿Cómo identificarlo?

La mejor forma de identificarlo es permanecer atento a estos síntomas, si ha habido una inmersión previa o un semi-ahogamiento:

  • Dificultad para respirar.
  • Somnolencia inusual.
  • Tos intensa y repetida.
  • Vómitos.
  • Mayor irritabilidad.
  • Cansancio excesivo, lo que podría indicar que el cerebro no está recibiendo suficiente oxígeno.
  • Dolor de pecho.

¿Cómo prevenirlo?

La mejor forma de prevenir cualquier tipo de ahogamiento son las clases de natación, si la edad del niño lo permite, y por supuesto la supervisión permanente por parte de un adulto.

Si el niño ha sufrido un semi-ahogamiento, es conveniente asistir con él a un centro médico aunque se haya recuperado del mismo, para que se confirme que no ha sido más que un simple trago de agua y se eviten posteriores lesiones.

Haciendo clic aquí podrás leer la experiencia de una madre que pasó por ello.

Y recuerda este dato: una mejor vigilancia evitaría 8 de cada 10 ahogamientos en niños.

¿Qué hacer si sospechamos que existe ahogamiento secundario?

Si observamos cualquiera de los síntomas mencionados más arriba u otro que nos lleve a pensar que existe ahogamiento secundario, debemos llevar al afectado de inmediato al hospital más cercano.


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El apego emocional

Al nacer un bebé, éste necesita de la ayuda de los adultos para sobrevivir, ya sea de su madre, padre, familiar o un cuidador, si es que faltan las figuras principales. Pero además de comida, higiene y abrigo, el bebé necesita caricias, palabras de cariño,  miradas..., necesita tener contacto y comunicación con sus cuidadores y vivir experiencias que le tranquilicen y le hagan saber que los tiene a su lado para consolarlo y acompañarlo, necesita apego.

Aquellos que tratan de satisfacer las necesidades del bebé como la protección, alimentación, estimulación y emociones, por medio de la satisfacción de las necesidades, acompañando ello de emociones, crean ese lazo afectivo denominado apego.

En los años cincuenta, John Bowlby, pionero en las teorías de apego, manifestaba la importancia de los vínculos primarios, describiendo en sus artículos que un apego seguro era generador de una salud mental infantil adecuada. En cambio, si un niño no recibía el cuidado y la protección tan necesarios en esta etapa, podría desarrollar sentimientos de inseguridad, agresividad y desconfianza.

Elementos clave del apego

El vínculo de apego tiene diversos elementos claves:

  1. Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.
  2. Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.
  3. La pérdida o la amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad.

La teoría del apego está reconocida universalmente, puesto que la importancia del contacto continuo con el bebé, sus cuidados y la sensibilidad a sus demandas, se encuentran presentes en todos los modelos de crianzas derivados de los diferentes  medios culturales.

La importancia del vínculo

Pasada esa euforia inicial de los primeros días donde todo es nuevo a la vez que maravilloso (y de ello bien sabemos en Comat Matronas), empezamos a priorizar sobre sus necesidades físicas: darle de comer, acostarlo a su hora, cambiarle el pañal…en cambio a veces dejamos a un lado sus necesidades emocionales casi sin darnos cuenta de que lo hacemos.

Pero, ¿sabías que el 90 % del cerebro de un niño se desarrolla durante los tres primeros años de vida? Será en sus primeros dieciocho meses donde la parte emocional del mismo empiece a forjarse de tal manera que se quede instaurada para el resto de su vida.

¿Cómo podemos estimular el vínculo de apego?

  • Lo principal es el contacto cara a cara, piel con piel. Los abrazos y caricias son fundamentales para el apego.
  • Hablarle al niño, narrarle cuentos o sencillamente cantarle canciones.
  • El juego es un factor primordial para el desarrollo del cerebro y sobre todo para fortalecer y estimular el apego seguro.
  • Aplicar disciplina con el objetivo de aprender, más que aplicar un castigo.
  • Evitar discusiones en presencia de los niños.

¿Qué ventajas tiene basar la educación en este apego?

  • Genera en ellos seguridad.
  • Demuestran cercanía en su relación con los demás.
  • Desarrollan la empatía intentando entender las emociones del otro.
  • Reducen sus niveles de competitividad y agresividad.
  • Aprenden a valorarse por lo que son y no por lo que tienen.
  • Se muestran más comprensivos con sus padres aunque éstos pasen por momentos difíciles y tensionales.

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